Luis Barragán y José Clemente Orozco, la casa que proyectaron juntos

por David Lozano Díaz

Este texto es continuación del artículo La evolución de Luis Barragán.

En torno a la Casa Orozco existe una discusión sobre quién es el autor auténtico de esta obra. Luis Barragán o José Clemente Orozco. Y aunque sabemos que uno claramente se dedicó a la arquitectura, la respuesta no es tan obvia.

Orozco regresa a México en 1934 por invitación del Gobierno de la Ciudad de México luego de haber vivido por 7 años en Nueva York. El encargo fue pintar un mural dentro del Palacio de Bellas Artes. Entonces, el Gobierno de Jalisco, se suma y le pide lo mismo al artista pero para tres edificios públicos de la ciudad de Guadalajara.

Comprende que le tomará varios años terminar el encargo por lo que ve necesario construirse un taller. El primero de dos que tuvo en la ciudad. Ahí podría vivir e ir haciendo otros trabajos para venta. Entonces es que, ya conociendo a Barragán luego de una visita en Nueva York, le pide por correo su apoyo para construir una casa-taller.

Fotografía: Lorena Darquea

Por su parte, en 1932 luego de regresar de su segundo viaje a Europa, Luis Barragán toma la responsabilidad de administrar la hacienda familiar. Es un período en el que construye poco. En un par de años logra hacer el Parque de la Revolución y todas las casas de una manzana contigua al parque. Estas obras se volvieron la etapa de transición para encontrar la manera de separarse del ornamento fácil y las formas explícitas del regionalismo. Para entonces ir encontrando un lenguaje propio más encaminado a la modernidad.

Debido a conflictos económicos con la hacienda familiar surgidos por reformas agrarias, fue que para Luis se volvió poco factible continuar viviendo en Guadalajara. Él no quería abandonar su estilo de vida, pero el ser arquitecto en esta ciudad no le daba suficiente. Por esto decide mudarse en 1935 a la capital de país.

Aquí comienza el conflicto, ya que Barragán se muda tan sólo meses antes de que Orozco llegue a Guadalajara. Es a través de visitas esporádicas y por mensajería que se pueden poner de acuerdo. 

Fotografía: Lorena Darquea

Debido a que no se ha hecho pública la correspondencia completa de ambas partes, y otros documentos que puedan ayudar, no sabemos exactamente cuál es la verdad. Pero hay ciertos hechos que nos sirven como pistas.

Primero es que, Orozco quiso ser arquitecto. A los 20 años decidió abandonar los estudios de agronomía para ahora estudiar arquitectura. Sin embargo, en ese intervalo, mientras jugaba con fuegos artificiales, perdió su mano izquierda al no lanzar a tiempo un explosivo. Debido a lo complicado del manejo mecánico del dibujo técnico, fue que abandonó esta idea.

Entonces, viró y se convirtió en pintor y más adelante en el muralista que todos conocemos. Pero nunca abandonó su obsesión por la arquitectura y cada tanto expresaba este interés en pinturas, dibujos y grabados. El primero de ellos en 1922, llamado La Casa Blanca. En ese año, Barragán iba apenas en su segundo año de ingeniería civil. Y en 1930, entre otros más, hizo el grabado Pueblo Mexicano. Mientras Barragán era purista de su movimiento regionalista. 

Fotografía: Lorena Darquea

En esos trabajos, Orozco deja claro cuál es su concepción de una arquitectura moderna. Una pura, sin ornamentos, sin ostentaciones. Simple, sencilla, blanca, que obtenía su estética gracias a las proporciones geométricas; y al manejo de la luz y la sombra.

Si observamos la Casa Orozco, es fácil darse cuenta que está fuertemente inspirada en las imágenes que José Clemente realizó. Sin embargo, hay un espacio que no deja lugar a duda la participación de Barragán. La azotea. 

Luis visitó varias obras de Le Corbusier en Francia, entre ellas el Apartamento Beistegui. Aquí el autor transformó la azotea construyendo una habitación elevada unos metros y sin cubierta. Con sólo ver una fotografía es claro que la referencia proviene de ahí. 

Así se dota de un espacio más íntimo para los habitantes de la casa. Para Luis, incluso daba una oportunidad a la introspección. Se volvió muy atractivo tener un aislamiento del exterior y contemplar el cielo. Es la primera vez que utiliza las azoteas escultóricas como las usará más adelante en su propia casa-estudio y otras casas de la Ciudad de México.

Fotografía: Lorena Darquea

Incluso la ventana al cielo que se puede ver desde la fachada, es referencia a la obra de Le Corbusier. Villa Le Lac, que se encuentra a la orilla de un lago. En el jardín, se levantó un muro para hacer menos obvio el paisaje, pero no para negarlo, sino para enmarcarlo con una ventana. Barragán hizo lo mismo para enmarcar el paisaje natural del Cerro del Cuatro y el bosque que solía tener. Tristemente, esa vista ya no se puede apreciar debido a la mancha urbana.

Aún queda información por encontrar, aunque también es probable que no se resuelva esta duda al cien por ciento. Pero lo importante no es saber quién es el autor de la casa y pensar si por ello uno fue incluso mejor. Lo que importa es que podemos apreciar que la Casa Orozco es una gran obra de arquitectura moderna en la que dos de los más grandes artistas de Jalisco y México plasmaron sus más grandes inquietudes.

Este artículo se basa en las investigaciones publicadas por Casa Orozco. Si te interesa conocer más a detalle sobre la historia entorno a esta casa, visita su sitio oficial casaorozco.mx, ahí encontrarás una investigación completa realizada por los ocupantes de este lugar con todos los detalles sobre el involucramiento de ambos personajes.