por David Lozano Díaz
Para el año de 1971, el Arquitecto Fernando González Gortázar, con 29 años de edad, recibe el encargo de construir el Parque González Gallo. Esto tenía dos propósitos: conmemorar al fallecido exgobernador José de Jesús González Gallo y dar de un nuevo espacio público bastante grande para las nuevas colonias al oriente de Guadalajara.
Esta obra es principalmente recordada por las esculturas monumentales que se encuentran al ingreso norte. La decisión de construir cada acceso, el sur, oriente y norte (que es el principal) fue en respuesta del aforo que recibía de cada vialidad. Al norte se encontraba la única vialidad propiamente dicha, la Autopista a Chapala, hoy Avenida José de Jesús González Gallo. Los otros accesos al parque se comunicaban por senderos o caminos de tierra donde apenas podía transitar un vehículo a la vez.
Lo que encontramos entonces en el ingreso principal son tres figuras monumentales idénticas que acaban siendo la maduración de proyectos escultóricos anteriores no realizados: el Monumento a la Batalla de Ayacucho, en Perú (1969) y el Monumento símbolo Hidroeléctrica Malpaso, Chiapas (1970). En ellos podemos ver ya la exploración e intención de emplear elementos esbeltos verticales que se quiebran a cierta altura formando un cantiléver bastante largo.
Estas esculturas que realiza Fernando para el parque son conocidas popularmente como Las Pistolas. Incluso, se tiene la idea de que efectivamente este es su nombre oficial, pero esto no es así. En realidad, no tienen ningún nombre. Para el autor son una parte más de un conjunto mayor que es el parque mismo.
Fernando González Gortázar es alguien que siempre se ha expresado en contra de la violencia y en numerosas ocasiones ha mostrado su desagrado por cualquier símbolo bélico. Sin embargo, para él, resultó gracioso en un principio el que se les nombrara de esta manera. Esto porque desde su oficina, desarrollando el proyecto, los jóvenes dibujantes que trabajaban con él, echaban carrilla por hacer la relación con una película mexicana de 1968 llamada Por mis pistolas, protagonizada por Cantinflas.
Estas geometrías de concreto armado se basan en un equilibrio tanto visual, como estructural. Para resolver el cantiléver, el volumen diagonal en el otro extremo da la posibilidad que el peso no lo venza. Aunque la explanada es simétrica, las piezas están a distintas distancias de separación entre sí y de los muros perimetrales.
En realidad, Fernando considera estas piezas más cercanas a la arquitectura que a la escultura, porque fueron concebidas con un propósito espacial; al igual que las Torres de Satélite, buscan crear ilusión de movimiento para los espectadores que transitan dentro de un vehículo y avanzan por la avenida. Para los peatones, es una invitación que encamina el ingreso al parque. Se trata pues, de una obra de arte con una intención expresiva y funcional.
Tanto en el acceso principal, como los secundarios se construyeron pórticos donde cada uno es un cuadrado por el que se puede ingresar al parque. Se podría ver como una versión moderna de los tradicionales portales de los centros urbanos virreinales. Tanto para estos, como para las esculturas el color es algo muy importante; el amarillo debía estar sobre las caras más amplias y los cantos se pintarían blancos.
Al interior, fueron construidos andadores que conectaran los tres accesos, esto a través de siete caminamientos en forma de anillo que se intersectaban entre sí. De esta manera, los visitantes del parque no tendrían un recorrido determinado y podrían libremente caminar siempre con una ruta distinta. Estos anillos se conectarían con pequeñas plazoletas internas detrás de cada acceso.
Lamentablemente, por falta de presupuesto el proyecto no alcanzó a ser concluido en 1972 como estaba previsto. Por ejemplo, la explanada principal debía contar con un diseño de piso de concreto y piedra. Dos años más tarde se le pediría a él diseñar un área de descanso con refresqueras y tiendas, pero al final tampoco no se construyó, y con el paso del tiempo al interior se le han hecho diversas modificaciones.
Este parque es de gran relevancia por su autor por también por el valor que tiene al haber sido construido en esa zona. En este período de la modernidad se comenzó a considerar notablemente a las clases populares y el desarrollar un parque que considerara desde el comienzo el arte para el disfrute de las personas es un gran aporte que debe ser valorizado.