Se trata de uno de los arquitectos tapatíos más prolíficos que ha tenido la ciudad, que hasta coloquialmente se dice que él construyó media Guadalajara. Realmente no hay zona del municipio de Guadalajara que no tenga al menos una obra realizada por él, ya sea desde una casa habitación, un fraccionamiento, oficinas o un espacio público, siempre podemos contar con presencia de su legado arquitectónico.
Una gran inquietud puede ser reconocida en su obra, y es que Julio de la Peña siempre estaba experimentando con las nuevas tendencias internacionales y apropiándolas a la localidad, pero siempre procurando mantener su originalidad para cada proyecto y adecuado al momento que se vivía. Elegancia, simplicidad y practicidad eran parte de su trabajo que lo volvieron un personaje característico de la arquitectura tapatía.