por David Lozano Díaz
Para Guadalajara, una idea para detener la destrucción y el decaimiento de su patrimonio histórico apareció hace 17 años. Una idea que pondría un punto y aparte en la manera que es tratado el centro histórico buscando que sea dignificado. El Mtro. Arq. Alejandro Ulloa Ramírez, desarrolló la propuesta, Rescate del Centro Histórico de la Ciudad de Guadalajara. Devolver la ciudad patrimonial a la sociedad tapatía, con el apoyo de la Universidad de Guadalajara.
El proyecto proponía una solución a distintos problemas que incluso hoy en día persisten en el centro. Congestionamiento vial, exceso e insuficiencia de estacionamientos, comercio no regulado, vivienda subutilizada, mal manejo de la basura, edificios importantes en deterioro y muchos más.
Para poder enfocar los esfuerzos se decidió delimitar un perímetro utilizando el área en la que se extendía la ciudad en el siglo XIX. Esto porque fue hasta el siglo XX donde se comenzó la destrucción masiva de patrimonio con el pretexto de modernizar la capital del estado. El plan no pretendía reconstruir edificios demolidos ni promover nuevos con algún carácter historicista. Al contrario, pretendía corregir algunas de las destrucciones ya realizadas y aprovecharlas para que se integren con los edificios aún en pie. Así las correcciones planteadas conectarían puntos de interés dotando de mayor espacio para los peatones y una imagen urbana mejorada.
El primer factor de cambio, la movilidad, determinaría que ningún vehículo, público ni privado, podría ingresar al área del centro. Incluso el transporte público. Se procura un reordenamiento para que el transporte público rodee el perímetro y a su vez, este contaría con su propio transporte público interno.
Consistía en 5 circuitos que correrían de norte a sur y 3 circuitos de oriente a poniente. Todos distribuidos al interior del perímetro y sin cruzarse unos con otros de manera innecesaria, recorridos por pequeños vehículos de baja capacidad pero tránsito constante. Cada circuito pasaría por al menos un mercado, templo, plaza, jardines, museos y demás sitios de interés.
Décadas antes, la Avenida Alcalde, había surgido como un ensanchamiento de una pequeña calle, demoliendo manzanas para beneficio de los automóviles. Aprovechando su ya amplia sección, el proyecto contempló volverla completamente peatonal, acompañada de una gran reforestación en toda su longitud. También, sería solamente un tranvía eléctrico el transporte que conecte sus dos extremos, que son la Avenida Jesús García al norte y Avenida de La Paz al sur.
A lo largo de este corredor, se impulsaría el comercio a una escala adecuada compatible con las dinámicas sociales de los vecinos y los visitantes del lugar. Un paseo Alcalde que reutiliza y reactiva diversos edificios importantes. Al sur se cuenta con el atractivo de la zona histórica de Las Nueve Esquinas (casonas antiguas y antiguo centro de abastos que hoy son sólo diversos restaurantes de comida tradicional), pero también con la posibilidad de restaurar y exponer el enterrado Puente de las Damas, el más grande que ha tenido la ciudad.
Al centro, desde la Catedral y al oriente hacia el Museo Hospicio Cabañas, se busca corregir el proyecto de la Plaza Tapatía que al principio era una gran explanada de casi un kilómetro, pero que terminó con una amplia escenografía de edificios comerciales. El objetivo sería demoler varios de estos edificios para hacer un corredor más amplio que vincule claramente dos extremos de la ciudad.
Al contar entonces con más espacio, se podría realizar una reforestación en toda la Plaza Tapatía. También desde esta plaza se haría la conexión con el Parque Morelos, el más antiguo de la ciudad. Esto se lograría a través de un puente con las dimensiones de una calle, solventando la diferencia de nivel de aproximadamente cuatro metros solamente con una larga rampa, sin utilizar escalinatas.
Alrededor de todo el perímetro habría diversos estacionamientos para que los visitantes no saturen el tránsito local. Así también se incentivaría que se recorrieran más calles con cierta belleza y no sólo algunas cuadras con más popularidad.
El fin, obviamente, era conservar el patrimonio y darle uso para que no cayese en abandono y posteriormente provocara su demolición. El objetivo también sería vivir una experiencia distinta, tranquila y cómoda al visitar el centro y no un problema que la mayoría de las personas evitan.
Ya concluido el estudio de la propuesta en 2002, el arquitecto Alejandro Ulloa la presentó ante diversas oficinas del ayuntamiento, al congreso local y hasta el INAH. Sin embargo, no hubo interés por la mayoría de servidores públicos y tampoco surgió la coyuntura que facilitara su realización.
Él murió en el 2010 sin pistas de que su idea llegara a materializarse. Sin embargo, en la última década en Guadalajara, sin reconocerlo, se han llevado a cabo partes importantes de esta idea. Todo gracias a distintas coyunturas. El descubrimiento del Puente de las Damas; la tranquilización y peatonalización de la Avenida Alcalde; el tren subterráneo que pasa por este eje y la conexión del Parque Morelos con la Plaza Tapatía, son proyectos urbanos ya realizados que tienen como antecedente la propuesta del Rescate del Centro Histórico. No estaría de más que arquitectos y autoridades involucradas dieran reconocimiento a su labor.